Los delitos sexuales son aquellas conductas que atentan contra la libertad, la integridad y la formación sexuales de las personas, y que están tipificadas en el Código Penal colombiano, en el Título IV del Libro Segundo, que comprende los artículos 205 a 219A.

Según la normatividad penal colombiana, los delitos sexuales se clasifican en tres grupos: los que implican violencia, los que implican abuso y los que implican explotación. Cada uno de estos grupos tiene sus propios requisitos y sanciones, que dependen de la edad de la víctima, el grado de parentesco o autoridad del agresor, el daño causado y otras circunstancias.

Los delitos sexuales que implican violencia son aquellos en los que el agresor usa la fuerza física o moral para someter a la víctima a un acceso carnal (penetración) o a un acto sexual diverso (tocamientos, besos, etc.). Estos delitos son el acceso carnal violento (art. 205), el acto sexual violento (art. 206) y el acceso carnal o acto sexual en persona puesta en incapacidad de resistir (art. 207).

Los delitos sexuales que implican abuso son aquellos en los que el agresor se aprovecha de la situación de indefensión, confianza o dependencia de la víctima para realizar un acceso carnal o un acto sexual sin su consentimiento. Estos delitos son el acceso carnal abusivo con menor de catorce años (art. 208),  el acto sexual con menor de catorce años (art. 209) y el acceso carnal o acto sexual abusivos con incapaz de resistir (art. 210).

Los delitos sexuales que implican explotación son aquellos en los que el agresor utiliza a la víctima para fines comerciales o de lucro, como la prostitución, la pornografía o el turismo sexual. Estos delitos son la inducción a la prostitución (art. 213), la constreñimiento a la prostitución (art. 214), la explotación sexual comercial de persona menor de dieciocho años (art. 219) y el turismo sexual (art. 219A).