La nomenclatura predial, en particular, se materializa como un identificador alfanumérico exclusivo para cada inmueble. Generalmente, está compuesta por la designación de la vía principal sobre la cual se encuentra el acceso al predio y una placa domiciliaria. Esta placa, a su vez, suele incorporar la identificación de una vía generadora (la vía de menor jerarquía numérica que interseca con la vía principal) y un número que representa la distancia aproximada en metros desde dicha intersección hasta el acceso principal del predio, ajustándose a una secuencia par o impar según el costado de la vía.
En casos de desarrollos en propiedad horizontal o múltiples unidades dentro de un mismo lote, pueden existir componentes adicionales para identificar interiores, mejoras o unidades específicas.
Para su correcta funcionalidad, la nomenclatura debe adherirse a principios fundamentales:
- Universalidad: debe aplicarse a todos los predios sin excepción.
- Unicidad y no repetición: cada dirección debe ser exclusiva, sin duplicidades.
- Flexibilidad y expansibilidad: el sistema debe adaptarse al crecimiento urbano.
- Claridad: para permitir su comprensión e interpretación sin ambigüedades.
- Autocontenida: debe contener por sí sola la información suficiente para ubicar el predio.
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