Régimen de Responsabilidad Civil Extracontractual

La Corte Suprema de Justicia, en sentencia SC3280-2024 reiteró los fundamentos y características del régimen de responsabilidad civil extracontractual derivado del ejercicio de actividades peligrosas. Señaló la Corte: Este régimen de responsabilidad prescinde del sub-elemento “culpa” como parte integrante del “hecho generador”. Quien ejerce una actividad peligrosa responde por los daños que con ella cause, sin que la acreditación de ausencia de culpa o la prueba de diligencia lo exonere (Párr. 2). Citando jurisprudencia constante desde 1938, la Corte recordó que "no puede menos de hallarse en nuestro citado art. 2356 una presunción de responsabilidad, de donde se sigue que la carga de la prueba, onus probandi, no es del damnificado, sino del que causó el daño" . Para que la víctima obtenga la indemnización, le corresponde acreditar los elementos estructurales de la responsabilidad: el "daño" o "perjuicio" cierto, y el "nexo de causalidad" entre la actividad peligrosa desplegada por el demandado y dicho daño. Una vez demostrados estos elementos por la parte demandante, la carga de la prueba para la exoneración se traslada al demandado (guardián de la actividad peligrosa). Este sólo puede liberarse acreditando la existencia de una "causa extraña", entendida como "caso fortuito, fuerza mayor o intervención de elementos extraños que no le sea imputable de que es ejemplo frecuente la culpa exclusiva de la víctima". La Corte enfatizó que la prueba de la causa extraña debe demostrar que esta fue la única causa adecuada del daño, rompiendo así el nexo causal presumido con la actividad peligrosa. Refiriéndose al hecho de un tercero o la culpa exclusiva de la víctima, señaló que se debe acreditar que dicha conducta externa “es la única causa de la lesión, en cuyo caso, a más de exclusiva, eficaz, decisiva, definitiva e idónea del quebranto, es menester ‘que el hecho fuente del perjuicio no haya podido ser previsto o evitado por el demandado’”. En cuanto a la causalidad, aunque su establecimiento puede ser complejo, se aplica la teoría de la causalidad adecuada, buscando la causa jurídicamente relevante y preponderante. En el contexto de actividades peligrosas, una vez probado el vínculo entre la actividad y el daño, este nexo se presume y sólo la prueba de una causa extraña por parte del demandado puede romperlo. En síntesis, el régimen de responsabilidad por actividades peligrosas del artículo 2356 C.C. establece una presunción de responsabilidad sobre el guardián de la actividad, quien solo puede exonerarse demostrando una causa extraña (fuerza mayor, culpa exclusiva de la víctima o hecho exclusivo de un tercero) que rompa el nexo causal con el daño acreditado por la víctima. Descarga la providencia aquí SC3076-2024