SP1680-2022: Modalidades conducta: Dolosa, culposa

La ilustre Corte Suprema de Justicia, en sentencia SP1680-2022, examinó las modalidades de la conducta en materia penal: Dolosa, culposa y preterintencional. Ello se dio en el trámite de un recurso de casación contra una sentencia de segunda instancia que confirmó la de primera, en un proceso penal adelantado en contra del recurrente por el delito de homicidio con dolo eventual. Como fundamento fáctico se adujo que, a partir de una disputa entre un carro particular y un motociclista, un joven perdió la vida a causa de una piedra que fue lanzada por los pasajeros de la motocicleta en contra de los pasajeros del vehículo, conducta determinante que fracturó el esternón del joven y laceró su aorta, muriendo minutos después. Ante ese escenario, la Sala realizó algunas consideraciones sobre las modalidades de la conducta en materia penal, esto es, el dolo, la preterintención, la culpa y los errores sobre el curso causal, así: El dolo es de tres tipos. El directo, o de primer grado, (...) «cuando el agente conoce los hechos constitutivos de la infracción penal y quiere su realización». Es el supuesto del individuo que realiza un comportamiento típico sabiendo lo que hace y porque esa es precisamente su voluntad. Puede ser también indirecto – o de segundo grado o de consecuencias necesarias – si el agente, aunque no quiere lograr un determinado resultado, sabe que éste se seguirá necesariamente de su conducta y aun así sigue adelante con ella. (...) Finalmente, el dolo puede ser eventual. En este caso, el sujeto activo no quiere el resultado típico, pero sabe que puede seguirse como una consecuencia probable de su conducta; aun así, persiste en su comportamiento con total indiferencia o apatía por su posible ocurrencia, es decir, le da igual si sucede o no. Por otro lado, (...) «la conducta es culposa cuando el resultado típico es producto de la infracción al deber objetivo de cuidado y el agente debió haberlo previsto por ser previsible, o habiéndolo previsto, confió en poder evitarlo». Es el caso, pues, en que el agente, obrando con negligencia o impericia, crea un riesgo que se concreta en la realización de un resultado típico que siendo consecuencia previsible de su actuar aquél no previó o que, aunque sí previó, creyó erradamente poder evitar. Finalmente, la conducta es preterintencional, según el artículo 24 del Código Penal, «cuando su resultado, siendo previsible, excede la intención del agente». En ese marco jurisprudencial, la Corte encontró acreditado el dolo eventual en el actuar del procesado, por lo que resolvió no casar la sentencia impugnada. Descarga la providencia aquí SP1680-2022